Al comenzar el año 2022, las personas que se preocupan por su salud aún muestran un claro interés en mejorar la función inmunitaria buscando una ventaja para combatir la enfermedad viral. Los virus pueden ser mortales, pero la capacidad de cualquier virus de infectar hasta el punto de hacer estragos o causar la muerte depende de la función inmunitaria de la persona. Y eso es algo en lo que todos pueden trabajar a fin de mejorarla.

Cada día, estamos expuestos a microorganismos que pueden causar infecciones; sin embargo, podemos enfrentar a estos invasores gracias a nuestro sistema inmunitario. El hecho de que alguno de nosotros llegue a enfermar o no depende de la "ecuación de la infección". Por ejemplo, si un virus es fuerte y nuestro sistema inmunitario débil, se producirá una infección más seria. Por otra parte, si nuestro sistema inmunitario es fuerte, este puede enfrentar de manera efectiva la infección para reducir su severidad.

  • Un sistema inmunitario débil + un virus fuerte = infección severa
  • Un sistema inmunitario fuerte + un virus fuerte = infección menos severa o no se produce infección

Los factores como la edad, la situación alimenticia, el estilo de vida y la presencia de afecciones preexistentes denominadas "comorbilidades" están asociados con la función inmunitaria deficiente, infecciones virales más severas y tasas de mortalidad más altas debido a una enfermedad viral. 

En el 2021, las personas se familiarizaron con el término "variante", que describe la manera en que un virus puede adaptarse para volverse más letal, infeccioso o para eludir a nuestro sistema inmunitario. El aspecto positivo es que, por lo general, los virus quieren mutar a una forma menos mortal. Después de todo, si el virus mata al huésped, su posibilidad de supervivencia a largo plazo cae estrepitosamente. Sin embargo, si el sistema inmunitario de la persona no está funcionando correctamente, hasta una variante menos potente puede producir una enfermedad significativa e incluso la muerte.

Uno de los motivos por los que no hay vacuna para el resfriado común demuestra la manera en que los virus se adaptan para evadir el sistema inmunitario. Cuando nos vemos expuestos a un nuevo virus o variante que es muy diferente al virus que causó la infección previa, no tenemos anticuerpos para combatir ese virus o variante. Por consiguiente, incluso si hemos tenido una infección anterior con una versión previa del virus, la variante ha cambiado lo suficiente como para transformarla esencialmente en un nuevo virus, en lo que respecta a nuestro sistema inmunitario.

Cuando nos vemos expuestos a un nuevo virus o variante, toma entre 10 y 20 días producir una respuesta de anticuerpos. Los anticuerpos se unen a las proteínas de los organismos invasores para neutralizarlos y destruirlos, pero ese proceso lleva tiempo. Y en la mayoría de los casos, para el momento en que se produce una respuesta de anticuerpos en una infección causada por un nuevo virus o variante, la infección prácticamente ha sido reprimida en su totalidad mediante los otros métodos en que su sistema inmunitario combate las infecciones virales. 

Los anticuerpos brindan una ventaja inicial para el sistema inmunitario cuando se ve expuesto a un virus que causó una infección anterior. En una infección aguda debido a un nuevo virus o variante, otros componentes del sistema inmunitario deben estar funcionando correctamente, sobre todo la inmunidad celular innata, ya que aún no hay una respuesta de anticuerpos.

Cuando se trata de combatir una infección causada por un nuevo virus o variante, el funcionamiento de la inmunidad celular innata es crucial. Los anticuerpos se unen a los organismos que son "extracelulares", lo que quiere decir que no están dentro de las células humanas. Una vez dentro de la célula, un organismo está, en cierto modo, blindado de los ataques de anticuerpos por nuestras membranas celulares. La mayoría de los virus son agentes patógenos "intracelulares". Lo que quiere decir que causan mayores estragos porque residen dentro de nuestras células. La inmunidad celular es mucho más efectiva para reconocer y destruir a los agentes patógenos intracelulares que la inmunidad humoral o la inmunidad a base de anticuerpos. 

La glándula timo es el control maestro de la inmunidad celular. Dentro de la glándula timo, los glóbulos blancos inmaduros formados en la médula ósea se transforman en linfocitos T (la T quiere decir "dependiente del timo"). Hay varios tipos de linfocitos T o células T. Las células T citotóxicas son especialmente mortales para los virus. Estas células T asesinas matan directamente a las células infectadas con el virus.

Una guía rápida acerca del sistema inmunitario

Todo el cuerpo humano es un sistema viviente sumamente complejo y, de muchas maneras, el sistema inmunitario es quizá su subsistema más complejo, ya que también está compuesto de numerosos subsistemas interrelacionados.

  • Funcionamiento de las barreras: las primeras líneas de defensa son las barreras físicas que los virus y bacterias deben superar; p. ej., la piel y las membranas mucosas que recubren el tracto digestivo, las vías respiratorias y reproductivas. El funcionamiento deficiente de las barreras incrementa el riesgo de infección.
  • Inmunidad innata: este sistema está compuesto de células inmunitarias especializadas y factores químicos que desempeñan una función no específica (natural o innata) en su lucha contra los virus y otros invasores. El sistema inmunitario innato no solo protege, sino que además es un sensor y sistema de transmisión de mensajes para activar los procesos inmunitarios específicos que participan en la inmunidad adaptativa. La capacidad de la inmunidad innata de responder rápidamente es una de las salvaguardas frente a las infecciones virales severas.
  • Inmunidad adaptativa: una parte potente de nuestras respuestas inmunitarias en la que las células especializadas y los anticuerpos que atacan a virus específicos y otros organismos se adaptan para responder a un organismo particular. Tiene dos ramas: 
    • Las repuestas inmunitarias celulares movilizan células inmunitarias especiales para atacar a los virus y/o a las células infectadas de manera directa.
    • Las respuestas inmunitarias humorales utilizan anticuerpos (proteínas) específicos producidos por los glóbulos blancos, a los que se les conoce como células B. Los anticuerpos se unen a los compuestos en el virus u otro organismo, lo que a la larga genera la destrucción del invasor.
  • Otros componentes del sistema inmunitario
    • La glándula timo: este tejido vital sirve como el control maestro de muchos aspectos del sistema inmunitario, especialmente en lo que respecta a la protección y lucha contra las infecciones virales.
    • El bazo y el sistema linfáticoel bazo y el sistema linfático son el corazón y las venas del sistema inmunitario.
    • El intestino y la función inmunitaria: dado que el 70 % del sistema inmunitario reside en el tracto gastrointestinal, un análisis de la inmunidad debe enfocarse especialmente en cuáles son los factores intestinales que mejoran o alteran la función inmunitaria, incluyendo a la integridad de la barrera intestinal y el microbioma intestinal.

Cómo reforzar la función inmunitaria

Es esencial comprender que la función inmunitaria refleja nuestra salud general. Mientras más saludables estemos, más fuerte será nuestro sistema inmunitario para combatir las infecciones. Llevar un estilo de vida saludable, comer para mantenerse saludable, controlar el estrés de manera efectiva, dormir una cantidad adecuada de horas, ejercitarse regularmente, evitar hábitos perjudiciales y otras medidas generales son fundamentales para una función inmunitaria óptima.

En los casos de funciones inmunitarias deficientes, podría haber maneras de ayudar a potenciar la inmunidad. Por ejemplo, mientras más avanza nuestra edad, más difícil es para nuestro sistema inmunitario protegernos de las infecciones. Sin embargo, las investigaciones indican que en muchas personas mayores, la supresión de la función inmunitaria podría estar relacionada con las deficiencias de nutrientes, como niveles bajos de vitamina D3vitaminas Bzincselenio, entre otros, y no solo con la edad.  Los estudios han mostrado que muchos estadounidenses de edad avanzada presentan deficiencia de al menos un nutriente y la mayoría carece de muchos. Asimismo, varios estudios muestran que tomar un suplemento multivitamínico o un nutriente clave para la función inmunitaria puede reforzar la inmunidad en estos individuos de edad avanzada1-3.

Otro factor determinante relacionado con la función inmunitaria deficiente es el exceso de grasa corporal. Cuando una persona tiene sobrepeso o es obesa, corre mayor riesgo de desarrollar infecciones virales más serias. También corren mayor riesgo de fallecer por una infección viral. La buena noticia es que perder peso reducirá esos riesgos.

El control deficiente del nivel de azúcar en la sangre es otro factor que reduce considerablemente la función inmunitaria. Por ejemplo, mientras que los niveles mal controlados de azúcar en la sangre de los pacientes con diabetes estuvieron asociados con un mayor riesgo de fallecer por una infección viral aguda, las personas con niveles bien controlados de azúcar en la sangre tuvieron una mejor evolución4. Vale la pena reiterar que la función inmunitaria se correlaciona con la situación general de salud de la persona.

Deficiencia de nutrientes y función inmunitaria deficiente

Es difícil para una persona obtener todo lo que su cuerpo necesita solo a través de la dieta. Estudios exhaustivos han revelado claras deficiencias de nutrientes en un porcentaje importante de la población de EE. UU. (aproximadamente el 50 %) y que para ciertos nutrientes específicos en ciertos grupos etarios, más del 80 % del grupo consumía menos del nivel recomendado de ingesta nutricional.5

La función inmunitaria deficiente podría mejorar a través del uso apropiado de los suplementos nutricionales. Comenzar con una fórmula de varias vitaminas y minerales podría ayudar.

8 suplementos nutricionales recomendados para reforzar la inmunidad

Multivitamínico

Una fórmula de varias vitaminas y minerales robusta que brinde al menos el 100 % de la cantidad diaria recomendada puede ayudar a cubrir las brechas alimenticias.

Vitamina A

La vitamina A es necesaria para mantener las células de la piel y las membranas mucosas que actúan como las primeras líneas de defensa contra la infección. Asimismo, la vitamina A es esencial para la función adecuada de los glóbulos blancos y para reforzar muchas de las actividades de nuestro sistema inmunitario. 

Hace poco, los investigadores llevaron a cabo un estudio de tipo doble ciego para evaluar el uso de suplementos con vitamina A a dosis elevadas en comparación con un placebo en 100 pacientes con infecciones virales agudas, de leves a moderadas, y a 100 de sus contactos6. A los pacientes se les administró vitamina A (200.000 UI) o un placebo por dos días. En los pacientes con una infección viral, la vitamina A produjo una mejora considerable en los síntomas y menor duración de la enfermedad. 

Advertencia: las dosis de vitamina A superiores a 5000 UI no son recomendables para las mujeres con posibilidad de quedar embarazadas. Las dosis más altas de vitamina A (pero no el beta-caroteno) pueden producir discapacidades congénitas, por lo que toda mujer que pueda quedar embarazada debería evitarlas.

Vitamina A (retinol): 3000 mcg (10.000 UI) por día para los hombres y 1500 mcg (5000 UI) por día para las mujeres. 

Vitamina D

La vitamina D3 ha sido estudiada por su capacidad para producir una amplia gama de efectos que mejoran la inmunidad, entre los que están los siguientes:

  • Regulación al alza de los péptidos antimicrobianos para fomentar la eliminación de los virus y bacterias de las membranas mucosas y células inmunitarias. 
  • Tener efectos directos sobre la activación de las células T. 
  • Ayudar a reducir la frecuencia de las infecciones en las vías respiratorias altas.

Para los niños menores de 5 años, recomiendo aproximadamente 50 UI por libra (0.45 kilos) al día. Para los niños de 5 a 9 años, recomiendo 2000 UI por día. Para los niños de 9 a 12 años, recomiendo 2500 UI por día. Para los niños mayores de 12 años, recomiendo la dosis para adultos de 2000 a 5000 UI por día. Sin embargo, estas son solo pautas. Los adultos podrían necesitar una dosis diaria de 2000 a 5000 UI de vitamina D3. Sin embargo, la única manera de saber la dosificación exacta es a través de pruebas.

Vitamina C

Cuando usted tiene una infección o está estresado, su necesidad de vitamina C aumenta. 

Un estudio interesante acerca de la vitamina C es un análisis de las Encuestas Nacionales de Exámenes de Salud y Nutrición entre los años 2003 a 2006 realizadas en la población adulta general no institucionalizada de Estados Unidos7. Los investigadores utilizaron los niveles plasmáticos sanguíneos de vitamina C para crear cinco categorías: deficiencia (<11 μmol/L), hipovitaminosis (11-23 μmol/L), inadecuado (23-49 μmol/L), adecuado (50-69 μmol/L) y saturación (≥ 70 μmol/L). Los resultados indicaron que el 42 % de la población adulta de EE. UU presentaba niveles insuficientes (deficiencia, hipovitaminosis e inadecuado). Aquellas personas con mayor riesgo eran los varones entre 20 a 59 años, afroamericanos y méxico-estadounidenses, fumadores, con sobrepeso u obsesos y pobres. Estos resultados son alarmantes, pero pueden ser corregidos consumiendo alimentos y suplementos con mayor contenido de vitamina C. Durante estos tiempos de mayor estrés y exigencia del sistema inmunitario, es recomendable tomar al menos 250 mg de vitamina C por día. 

Zinc

El zinc es el "portero" de la inmunidad, ya que participa directamente en muchos aspectos de la función inmunitaria en muchos niveles. Cuando los niveles de zinc son bajos, la inmunidad se reduce considerablemente debido a la caída estrepitosa en los niveles de glóbulos blancos específicos que combaten los virus, además de la disminución en activadores clave del sistema inmunitario y hormonas de la glándula timo. El zinc también es fundamental para tener un revestimiento saludable de las vías respiratorias y el tracto gastrointestinal y para la absorción apropiada de los nutrientes en el tracto intestinal. Si no presenta niveles adecuados de zinc, todo el sistema inmunitario se ve comprometido.

Selenio

El selenio participa en muchos mecanismos antioxidantes fundamentales que protegen la glándula timo, la glándula directora del sistema inmunitario. Las personas con bajo nivel de selenio presentan una función inmunitaria reducida. El selenio funciona, en parte, mejorando la capacidad de los glóbulos blancos de producir interleucina-2, una sustancia química que promueve su proliferación y los estimula a atacar a los virus y otras células foráneas. El SelenoExcell es una forma única de selenio que proviene de una cepa específica de levadura no transgénica para panificación (Saccharomyces cerevisiae) y que incorpora el selenio a las proteínas que mejoran la absorción y utilización del mismo. El SelenoExcell ha mostrado efectos biológicos significativos en comparación con otras formas de selenio. 

La dosis recomendada de selenio es de 100 a 200 mcg por día

Quercetina 

La quercetina es un flavonoide, un grupo de pigmentos vegetales con efectos beneficiosos para la salud. La quercetina, en particular, tiene un impacto notable sobre la salud del sistema inmunitario y promueve una inmunidad mejorada. Últimamente, se ha puesto mucha atención a la quercetina por sus efectos sobre la función inmunitaria y su capacidad de incrementar el nivel intracelular de zinc iónico, la forma de zinc que inhibe a la enzima conocida como replicasa, la cual es usada por los virus para replicarse dentro de las células humanas. La quercetina facilita la transferencia de zinc iónico hacia las células a través de canales conocidos como ionóforos. 

N-acetilcisteína

La N-acetilcisteína (NAC) es una forma estable del aminoácido sulfuroso cisteína. Se usa para formar glutatión, el principal antioxidante y compuesto desintoxicante en el cuerpo humano. Es esencial para proteger la mitocondria, los compartimientos que producen la energía de las células. La NAC protege el cerebro, las vías respiratorias, los pulmones y los tejidos del cuerpo.

Además de su uso como suplemento nutricional, la NAC ha sido usada como agente modificador de la mucosa para reforzar las vías respiratorias12. Por lo general, la dosis es de 500 a 1000 mg por día para proteger y aumentar lo niveles de glutatión. La NAC es muy segura y ha sido usada por muchas personas de forma continua por muchos años. 

Referencias:

  1. Chandra RK. Impact of nutritional status and nutrient supplements on immune responses and incidence of infection in older individuals. Ageing Res Rev 2004;3:91-104.
  2. High KP. Micronutrient supplementation and immune function in the elderly. Clin Infect Dis 1999;28:717-22.
  3. Villamor E, Fawzi WW. Effects of vitamin a supplementation on immune responses and correlation with clinical outcomes. Clin Microbiol Rev. 2005;18(3):446-464. 
  4. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8247904/
  5. Reider CA, Chung RY, Devarshi PP, et al. Inadequacy of Immune Health Nutrients: Intakes in US Adults, the 2005-2016 NHANES. Nutrients. 2020;12(6):1735.
  6. Al-Sumiadai M, Ghazzay H, Al-Ani R. Therapeutic effect of vitamin A on COVID-19 patients and its prophylactic effect on contacts. Systematic Reviews Pharmacy 2021;12:207-210.
  7. Crook J, Horgas A, Yoon SJ, Grundmann O, Johnson-Mallard V. Insufficient Vitamin C Levels among Adults in the United States: Results from the NHANES Surveys, 2003-2006. Nutrients. 2021;13(11):3910.
  8. Martineau Adrian R, Jolliffe David A, et al. Vitamin D supplementation to prevent acute respiratory tract infections: systematic review and meta-analysis of individual participant data. BMJ 2017;356:i6583. See https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK536320/
  9. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7675606/
  10. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8235175/
  11. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8197660/
  12.  Schwalfenberg GK. N-Acetylcysteine: A Review of Clinical Usefulness (an Old Drug with New Tricks). J Nutr Metab. 2021;2021:9949453.
  13.  https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34182881/